martes, 18 de marzo de 2014

#FICUNAM2014 Costa da morte, Lois Patiño #CompetenciaInternacional


Cine nuestro que estás en las salas, 
danos el plano general,
seguido del plano medio y del close-up,
perdona nuestra discontinuidad,
así como nosotros perdonamos el fuera de sync,
no nos dejes romper el eje
y líbranos de todo jump-cut.
Amén.

Pero en el otro extremo a esta letanía, la disociación de la cadenita de escala de planos es un terreno que el cine de vanguardia ha estado explorando, ampliando las posibilidades de cada una de las categorías para desarrollar otras capacidades narrativas y no narrativas del cine. El cine contemplativo ha tomado este camino, y extende el tiempo cinematográfico a otros ritmos distintos a los acostumbrados. Finalmente son recursos del lenguaje audiovisual. 

Quizás el caso más extremo que podamos hallar hasta el momento se encuentra en la obra del español Lois Patiño, que desde sus cortometrajes y ahora con su Ópera Prima Costa da morte (Costa de la muerte), elige el plano abierto, stablishing o long shot, como el vehículo ideal para presentar el ominoso paisaje de esta región de Galicia, España, que adquirió su nombre por ser la zona que recibía los restos de todos los naufragios que han sucedido en esa región al norte del Atlántico. En sí, esta película rescata las historias del pasado y sus personajes las evocan: anécdotas de los restos de naufragios, como cajas de bombones de chocolate, latas de leche condensada, ropa y zapatos de otros accidentes siendo arrastrados a la orilla de la costa, incluyendo cadáveres.

La apuesta que hace Patiño es olvidarse por completo de cualquier acercamiento en la mayoría de las secuencias de la película, sobre todo mientras los personajes platican las anécdotas de Costa da morte y ni siquiera conocemos sus rostros. El único close-up extremo de sucede constantemente es el del audio en primer plano: los testimonios, los ruidos incidentales, los pasos sobre la arena siempre están presentes y crean una sensación extraña al no ver su símil en forma del encuadre que le correspondería, como el close up de la cámara. De esta forma, los personajes cuentan con plena confianza las historias que han contribuido a darle nombre a esta Costa de Galicia, como si no fueran observados por cámara alguna.
En sí, el tema de la muerte sigue estando presente en distintos niveles: no solo las playas siguen recibiendo los restos de los accidentes, también el bosque es talado y Patiño se detiene en seguir el proceso; a cada rato suceden incendios forestales y se recuerdan anécdotas de algún derrame de gas en el mar que acabó de inmediato con los mejillones como ni siquiera el petróleo lo había hecho. También las montañas y sus piedras guardan historias de refugiados republicanos durante la persecución franquista de la Guerra Civil, alguna otra montaña se considera mágica para darle fertilidad a los matrimonios en dificultades, pero al siguiente corte, las mineras a cielo abierto explotan y devastan las piedras.

Realizado en su totalidad en cine digital, la belleza de los paisajes que retrata siempre es contrastado con la idea de la muerte acechando. Se apoya en un excelente sonido envolvente para observar el riesgo en que se encuentra un barco pesquero durante la noche y por todos lados se siente el mar rugiendo. La costa recibe los durísimos golpes del mar y un solitario pescador con su caña no se inmuta esperando atrapar algo. La fuerza del mar que logra imprimir con el diseño sonoro en la película, hace sentir aun más intimidante la región. En la película nunca se ven recreaciones que puedan apoyar al documental, sin embargo, en alguna ocasión llega a captar a un distante cadáver flotando en el mar y ya se sabe a dónde terminará encallando. 
Todo es observado con absoluta calma, casi como si un documentalista zen meditara y grabara al mismo tiempo, aunque la temática no sea luminosa, pero cautiva si te dejas llevar por la propuesta hipnótica que hace Lois Patiño para conocer la Costa da Morte.

Como en otros festivales, esta obra ganó el Premio Puma de Plata en #FICUNAM2014 como Mejor Película, sumándose a los premios que le han otorgado a esta propuesta cinematográfica.


Dirección: Lois Patiño
Producción: Felipe Lage, Martin Pawley
Fotografía: Lois Patiño
Edición: Lois Patiño, Pablo Gil Rituerto
Sonido: Miguel Calvo “Maiki”, Erik T. Jensen
Música: Ann Deveria


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